La finalidad de una obra de arte no consiste en la representación de la realidad circundante de una forma minuciosa y precisa. Su calidad no depende de la competencia o acierto en la reproducción del espacio y de los objetos que nos rodean, o en su capacidad decorativa, o en otra funcionalidad que se nos quiera ocurrir, incluyendo la crítica social. La pintura y la obra de arte poseen unos recursos plásticos que las identifican como modo de expresión independiente, y es en el uso, manipulación y manifestación de esos elementos plásticos donde la pintura y la obra de arte deben desenvolverse y donde deben ser clasificadas y admiradas.
Quizás no basta con sentir la obra de arte y dejarse llevar por las sensaciones, aunque podamos hacerlo, también es necesario comprender y conocer el corazón, el funcionamiento y las posibilidades de los elementos plásticos que intervienen e interactúan en una obra de arte.
Una obra de arte no es un objeto insignificante y simple al que podamos acceder mediante una contemplación descuidada y sin una actitud abierta y comprensiva. Considerar la belleza de una obra de arte forma parte de la sensibilidad individual, pero es necesario tener en cuenta que toda creación artística trata de referir ideas y conceptos, relacionados íntimamente con la combinación de los elementos plásticos. Esta particularidad del hecho artístico no se debe pasar por alto y, por tanto, es necesario disponer de una educación y una preparación para afrontar la significación del lenguaje plástico y su peculiar discursiva. Aparte de las inclinaciones personales y los gustos individuales, los elementos plásticos poseen una narrativa particular, a través de la cual el artista trata de comunicarnos ideas, sensaciones y conocimientos.
Enfrentarse a una obra de arte no puede convertirse en una apreciación interesada orientada por opiniones y prejuicios caprichosos. La percepción no puede estar sustentada en la ignorancia de lo que supone la singularidad del lenguaje plástico.
"Las ganseras". Acrílico sobre lienzo. 114x146. 2014.
Enrique Rodríguez Guzpeña